En el universo “Compliance”, los Programas de Compliance, Programas de Integridad, Programas de Cumplimiento, Programas de Ética y Compliance, u otros de denominación similar; juegan un papel central al momento de llevar de la teoría a la práctica la importancia del cumplimiento normativo y de la ética en los negocios. Si los Programas de Compliance se aplican en las empresas con la única finalidad de cumplir con un requerimiento legal de tener este tipo de programas, se convierte en “Compliance de papel”, basado únicamente en evidencia documental mínima, muchas veces ficticia, para poder acreditar que se cumplió con la ley o con el requisito del proveedor. Actualmente, los Programas de Compliance están sujetos a auditorías, tanto por los órganos de justicia o administrativos, como así también por los socios de negocios, clientes, proveedores y otras terceras partes de importancia para el giro comercial. Siendo esto así, ya no se puede tener un “Compliance de papel”, sino que se requiere un cambio cultural en las empresas hacia el Compliance, que puede lograrse mediante Sistemas de Gestión de Compliance, no solo orientados al cumplimiento normativo, sino también a la ética vivida en el día a día por toda la empresa.